Las gramíneas es una de las familias más grandes del reino vegetal que se caracterizan por su porte generalmente herbáceo. En términos económicos esta familia es una de la más importante a nivel mundial, debido a que son de donde provienen los principales alimentos que comemos en el mundo (Arroz, trigo y maíz). Sin embargo su presencia como variedades ornamentales no es tan frecuente, especialmente en nuestro país.
Las gramíneas son utilizadas junto con otras vivaces para crear macizos vegetales de gran plasticidad y color. Sólo hay que revisar los trabajos de paisajistas como Piet Oudolf para ver las posibilidades de estas especies a nivel estético. Además, si tenemos en cuenta su rápido crecimiento e implantación y el bajo mantenimiento y riego que requieren, parecen perfectas para cualquier jardín.
Sin embargo, lo que por un lado pueden parecer ventajas, se convierte en una amenaza ecológica cuando existe un desconocimiento de las especies con las que se trabaja. Su rápida implantación, su estrategia diseminativa y el bajo mantenimiento hace que aquellas especies exóticas y potencialmente invasoras se expandan en el medio natural de forma muy rápida, convirtiéndose a veces en incontrolable. Esto ocurre porque cuando las condiciones climáticas son favorables, no hay nada que las pare. Casos como la expansión de Cortaderia o Ampelodermos son muy conocidos e incluso investigaciones en desarrollo están analizando su influencia en los incendios forestales.
¡Pero que no cunda el pánico! Por suerte cada vez más profesionales, conocedores de los riesgos ecológicos, analizan y estudian el comportamiento de muchas de las especies autóctonas y exóticas no invasoras, experimentando su funcionamiento junto a otras especies y su valor paisajístico. Lo mejor es que recurráis a profesionales que os aconsejarán las mejores especies para vuestro jardín.