Septiembre es un mes muy interesante para intervenir en el césped. Ahora después del calor estival, se suele producir una recuperación natural del césped, que tiende a vegetar nuevamente con mayor normalidad.
Según el estado en que se encuentre nuestra pradera, hay labores muy oportunas a ejecutar:
Escarificado.
Primero se ha de hacer una limpieza de todos los restos que se han ido acumulando a lo largo del verano (eliminación del fieltro o thach). En segundo lugar, es una poda “vertical” del césped, que tiene una respuesta consistente en un mejor ahijamiento de las plantas y por tanto supone la aparición de nuevas hojas. Por último, esta poda permite una mejor filtración del agua y además es imprescindible si necesitamos hacer una resiembra.
Esta labor se puede hacer a lo largo de todo el mes, e incluso en octubre en zonas calurosas.
Fertilización
Como en el caso anterior, se puede ejecutar a lo largo de Septiembre (climas más fríos), u Octubre (climas más cálidos). Podemos desdoblar la aplicación en dos aportaciones: primera quincena de septiembre y finales de octubre. En cualquier caso, en estas épocas interesa un producto con alto contenido en potasio (resistencia al frío), y no demasiado cargado en nitrógeno (o por lo menos que lo aporte en forma de lenta liberación).
Por lo demás, ya podemos ir disminuyendo la frecuencia e intensidad de los riegos, y en cuanto a las siegas, es factible, y recomendable, bajar un punto la altura respecto a la que estábamos cortando en el verano.
Finalmente, hay que revisar una permanente la vigilancia respecto a las plagas y enfermedades. Un césped abonado de forma equilibrada, está mejor preparado para prevenir las enfermedades producidas por lo hongos. Pero de producirse, es aconsejable intervenir rápidamente para evitar su propagación.