Los cactus son una de las plantas más llamativas, debido a sus formas geométricas, además no requieren de mucha atención, convirtiéndolas así en una de las plantas más fáciles para los que se inician en el mundo de la jardinería.
Los cactus tan sólo necesitan una buena iluminación para crecer, no necesitando ni abono, ni riegos abundantes, ni espacio, pudiendo vivir muchísimos años en el mismo recipiente.
Lo ideal son los contenedores cerámicos, como macetas o jardineras de terracota, aunque las macetas metálicas dan un buen resultado y resultan muy llamativas a la vez de dar un aire moderno más contemporáneo.
Sin embargo, también se pueden cultivar en urnas de cristal, si por ejemplo tenemos una antigua pecera, urna o un bote de cristal puedes crear un fantástico terrario de cactus, u optar por materiales más blandos como el plástico.
Para ello deberás asegurarte de que el recipiente que escojamos tenga un agujero de desagüe de agua, para evitar encharcamientos, para ello habrá que perforar la urna con un taladro especial para ello.
Para facilitar el drenaje habrá que poner una capa de material poroso, como arena, grava o roca volcánica, luego ya podremos colocar una capa de sustrato para cactus. Para evitar que el sustrato se entremezcle y tapone con el tiempo la salida de agua, podemos colocar un papel filtrante que separe la capa de drenaje del sustrato. Este papel dejará pasar el agua sobrante, pero no el sustrato.
Planta con cuidado los cactus y crasas que más te gusten, si el espacio es reducido será mejor que uses unas pinzas para ayudarte con la labor de plantación, con cuidado siempre de no pincharte.
Para finalizar puedes colocar una fina capa de arena decorativa, o grava para crear paisajes desérticos.