El calor ya se ha ido y las necesidades de agua disminuyen, dándonos un respiro y cambiando el riego a primeras horas de la mañana, pues la noche empieza a alargar y el rocío hace acto de presencia permaneciendo las plantas húmedas durante toda la noche si el riego se efectúa al atardecer, condiciones óptimas para el desarrollo de enfermedades criptogámicas.