¿Son las plantas carnívoras tan temibles como parecen?

¿Son las plantas carnívoras tan temibles como parecen?

Las plantas carnívoras han sido utilizadas en el mundo de la ficción como criaturas terroríficas y peligrosas pero, ¿es más un mito que una realidad? Descubre algunas características de las plantas carnívoras más comunes.

Es posible que, en alguna ocasión hayas tenido la oportunidad de estar cerca de una planta carnívora, y alguien te haya advertido de que no la tocaras por temor a que te arrancara un dedo, como mínimo.

Y es que en torno a las plantas carnívoras se ha creado un falso mito, posiblemente ayudado por el cine y la animación, que la han convertido en unos seres agresivos y peligrosos. Hay quien incluso rechaza cuidar estas plantas por creer que suponen un riesgo para las personas o mascotas con las que cohabita.

Pero las plantas carnívoras son inofensivas, al menos para el ser humano, ya que los insectos y artrópodos no pueden decir lo mismo, pues son sus alimentos favoritos. Son de ellos de donde sacan los principales nutrientes que necesitan para subsistir.

Particularidades de las plantas carnívoras
Algunas de las especies de plantas carnívoras —existen más de 600 en todo el mundo— presentan un aspecto bastante explícito sobre su condición. Sus hojas pueden tener forma de pinzas o dentaduras afiladas que parecen bocas dispuestas a devorar.
Aunque también existen otras especies que pueden esconder su condición carnívora en una apariencia más disimulada.

Uno de los hechos que las hace ser más peculiares es el movimiento que realizan en sus hojas, provocado por la presión del agua que hacen que se cierren.

Para cazar a sus presas normalmente las plantas utilizan unos pelos pegajosos, hojas en forma de pinzas que se pliegan o tubos absorbentes. Al quedar el insecto atrapado la planta lo descompone y aprovecha los nutrientes que necesita. Esta forma de alimentación no implica que la planta solo necesite los insectos para subsistir, pues también necesita la energía de la luz solar para realizar la fotosíntesis, como cualquier otra planta.

El estudio de las plantas carnívoras ya lo hizo Charles Darwin a finales de 1800. Al parecer, el origen de una planta carnívora proviene del hecho de habitar en terrenos con poco nutrientes, por lo que la propia selección natural promueve el cambio genético que hace que las plantas busquen otra forma de alimentación y crecimiento.

Según los estudios realizados, la evolución genética ha provocado que se desarrollen nuevas funciones enzimáticas en las hojas de las plantas carnívoras, actuando en procesos digestivos con los que se deshace la carne de los insectos para sacar el nitrógeno y el fósforo que necesitan de ellos.

A pesar de su aspecto agresivo, las carnívoras son solo plantas que pueden ser el gran temor de los insectos, pero totalmente inofensivas para el ser humano. De hecho, precisamente por su condición carnívora, puede ser también un importante aliado como insecticida. Mientras que hay gente que desecha tener una planta carnívora en casa, hay otras muchas personas que la prefieren a otras especies, ya no solo por la curiosidad que les despierta su forma de alimentación, sino porque con ella, también les ayudan a librarse de esos bichos, mosquitos y otros insectos del hogar que son excesivamente molestos en ocasiones.

 

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