Desde hace un tiempo se ha puesto de moda los jardines verticales, existen de diversos tamaños y diversas formas, algunos tan espectaculares como el de la Caixa Forum de Madrid.
¿Qué son los jardines verticales?
Los jardines verticales surgen como un nuevo concepto que reverdece las paredes, son muros vegetales que pueden ser utilizados en distintas construcciones tanto en interiores como exteriores y maximizando el uso del bien más escaso en la ciudad.
¿Cómo hacerlos?
Básicamente existen dos tipos de jardines verticales. Los hidropónicos, en los que las raíces de las plantas crecen en un medio inerte, como polietileno o poliéster, lana de roca y espumas, como poliuretano y poliurea. En estos jardines verticales todos los nutrientes son aportados vía riego, que es clave para que funcione correctamente el jardín vertical.
El otro tipo de jardín vertical es el de sustrato, en el que las raíces crecen en un medio artificial poroso con algún porcentaje orgánico más o menos elevado, para evitar que pese mucho se incorpora materiales como la perlita y la turba. Lo nutrientes también se pueden aportar vía riego en mayor o menor porcentaje, pero no son tan imprescindibles para el funcionamiento por la mínima capacidad de retención que posee.
Ventajas
Esta técnica permite aprovechar los espacios y embellecer aquellas paredes verticales que tanto abundan en las ciudades. Todo, de manera sustentable: las paredes verdes aportan muchos beneficios, por ejemplo producen oxígeno, atenúan los ruidos de la ciudad dentro del edificio, mantienen la temperatura del interior más o menos constante y limpiar el aire de contaminación.
Plantas
Las plantas que comúnmente se utilizan en este tipo de jardines deben requerir poco sustrato, tales como las plantas epifitas, helechos y bromelias, aunque estas requieren de sombra y una temperatura elevada, por lo que son perfectas para jardines verticales en interior. Otras plantas muy utilizadas son las tradescantias, que aportan color por el colorido de sus hojas. Otras plantas muy resistentes son las crasulas, los karanchoes, los sedum y las echeverrias todas de bajo mantenimiento y aportan una textura de hoja muy particular. Por su parte, los malvones, romeros, tulbalgias y los geranios brindan color a partir de su floración.